La pérdida de las funciones cognitivas

El ser humano es un organismo que está en constante interacción con el medio externo. El sistema nervioso es el sistema encargado de recibir, procesar y elaborar la información del entorno y a su vez, nos permite interaccionar y desarrollarnos en este, llevando a cabo cualquier actividad o tarea en respuesta a los estímulos ambientales.

Las funciones cognitivas son los procesos mentales que nos permiten llevar a cabo cada una de las funciones mencionadas. Todas las actividades que realizamos durante nuestro día a día requieren la utilización de nuestras funciones cognitivas. Es importante la estimulación de estas funciones para el desarrollo óptimo de nuestras capacidades cerebrales.

Algunos de los síntomas que pueden aparecer cuando las funciones cognitivas empiezan a menguar pueden ser algunos de los siguientes:

• Olvidos más frecuentes. Por ejemplo, no te acuerdas donde has dejado algún objeto.
• Olvidar alguna cita o evento social. Es difícil que te acuerdes de algunas de las citas que has pactado si no es con la ayuda de una agenda u organizador.
• Mayor dificultad para seguir una conversación o la trama de un libro o película.
• Las tareas que realizabas en un tiempo «x» ahora las realizas en un tiempo mayor. Incluso a veces puede ser difícil acabar tareas que antes realizabas.
• La toma de decisiones puede ser un poco más complicada, puedes necesitar más tiempo para tomar una decisión.

La mayoría de estos síntomas pueden estar ligados a una menor agilidad de las funciones cognitivas debido a la edad pero no a una patología o deterioro de estas. Aún así cuando una persona empieza a perder sus capacidades mentales debido a una enfermedad, el inicio puede ser similar al de una pérdida de las funciones cognitivas debido a la edad. ¡Así que vamos a explorar ambos casos para tener más información!

La pérdida de las funciones cognitivas debido a la edad.

A medida que envejecemos, el cerebro sufre cambios que son naturales y que tienen un impacto directo sobre las funciones cognitivas. Es común que en las personas mayores haya una alteración de estas asociada a la edad. En estos casos, puede ser frustrante para la persona, pero no está asociado a una patología o diagnóstico médico.

Es importante diferenciar una pérdida de algunas de las funciones cognitivas asociada a la edad, que es normal y no es patológica a una pérdida de memoria asociada a una patología.

En ambos casos, es recomendable realizar ejercicios de estimulación cognitiva para ejercitar y reforzar la mente de la persona.  

La pérdida de las funciones cognitivas debido a una enfermedad.

La pérdida de las funciones cognitivas, cuando esta es patológica, puede tener múltiples causas. A continuación veremos un listado de algunas de las enfermedades o afecciones que pueden originar la pérdida de las funciones cognitivas:

• Cuadros depresivos, ansiosos o mixtos. Estos menguan la capacidad de atención y concentración y, en consecuencia, la persona pierde agilidad mental.
• Problemas de salud mental que incluyen cuadros en los que la persona pierde el contacto con la realidad. Aquí incluiríamos trastornos o diagnósticos que vayan acompañados de clínica psicótica por ejemplo.
• Déficit de vitamina (en concreto la vitamina B12). En este caso, que es poco frecuente, este déficit severo puede originar una pérdida reversible de las funciones cognitivas.
• La demencia, que es un conjunto de signos y síntomas que se caracterizan por una pérdida de las funciones cognitivas: la memoria, la orientación, el lenguaje, el razonamiento y que conlleva una dificultad para realizar las actividades de la vida diaria sin la ayuda de una tercera persona. Este cuadro ocurre debido a algunas enfermedades, por ejemplo la enfermedad del alzhéimer (que es la que tiene una mayor prevalencia) o la demencia vascular, causada por un flujo de sangre insuficiente hacia el cerebro, entre otras.

Hay algunos factores de riesgo que aumentan (pero no son la causa) la probabilidad de que aparezca una la pérdida patológica de las funciones cognitivas. Los más comunes son los siguientes:

• La presencia de hábitos tóxicos, como el consumo de alcohol o tabaco.
• Llevar una dieta poco saludable (consumir preferentemente productos procesados con cantidades elevadas de azúcares o grasas).
• Mala higiene del sueño.
• Presencia de estrés en el día a día.
• Llevar una vida sedentaria sin realizar actividad física ni moverse.
• Tendencia al aislamiento, realizar pocas actividades en compañía.
• Tener enfermedades como la diabetes, el colesterol, etc.

Por lo tanto, son importante unos hábitos de vida saludables para reducir los factores de riesgo y aumentar los factores protectores ante cualquier tipo de enfermedad.

¿Cuándo he de preocuparme por la pérdida de las funciones mentales?

El inicio de la pérdida de las funciones cognitivas debido a una patología, es similar a una pérdida normal de las funciones cognitivas debido a la edad. Es probable que tú o tu familiar detectéis algunos cambios en relación a las facultades mentales y aparezca cierta preocupación e incertidumbre sobre el origen de estos cambios. Uno de los factores cualitativos que nos permiten poner cierta luz cuando aparecen estos cambios es el siguiente:

Las personas sanas que tienen cambios normales asociados a la edad, se benefician del uso de pistas. Las personas que sufren cambios debido a una enfermedad, no son capaces de beneficiarse del uso de pistas.

Por ejemplo, si doy un listado de palabras para recordar a una persona y dentro de este lisado hay la palabra manzana y la persona no se acuerda (a posteriori) de esta palabra, puedo utilizar una pista y decir es una fruta. La persona sana podrá utilizar esta pista y probablemente ligar ambos conceptos y recordar la palabra manzana. La persona con una patología es probable que no pueda hacer esta relación de conceptos. 

También, en esta página, tienes unos test interactivos estandarizados que te permiten evaluar, entre otros aspectos, el nivel de deterioro cognitivo en una persona.

Recuerda: Esta información es orientativa y tiene como objetivo ofrecer recursos y estrategias que puedan ser de utilidad para que, tanto la persona como los familiares y los cuidadores, puedan aplicar en su día a día.

No se pretende en ningún caso ofrecer un diagnóstico médico o sustituir la consulta de los profesionales de la salud.

 

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